Ansiedad y trastorno por ansiedad, una diferenciación necesaria.
Parece raro, pero tener ansiedad no es algo que esté mal. De hecho, es un poco raro encontrarse con personas que no hayan vivenciado alguna experiencia de ansiedad a lo largo de su vida. La ansiedad es casi universal. Distintos sucesos nos pueden despertar ansiedad: una cita, un examen, una entrevista de trabajo, una conversación difícil, un viaje, etc. La lista es interminable y es siempre subjetiva. ¿Qué quiere decir que sea subjetiva? Que no todos sentimos ansiedad frente a lo mismo. A algunos les podrá resultar ansiógeno subirse a un colectivo mientras que a otros les pasará al momento de hablar en público.
Entonces, en principio, la ansiedad no es algo negativo. Decimos que la ansiedad es adaptativa porque nos permite percibir un acontecimiento potencialmente peligroso y reaccionar frente al mismo. La ansiedad tendría entonces una función protectora. El problema aparece cuando la ansiedad es desproporcionada, irracional, demasiado intensa, cuando se prolonga en el tiempo, se vuelve incontrolable y nos convierte en individuos improductivos.
Para diferenciarlas, les propongo esta tabla:
¿Y qué tipo de malestares genera la ansiedad patológica? Las personas afectadas por los diferentes Trastornos de Ansiedad experimentan, entre otros síntomas:
- Ataques de pánico y crisis de angustia recurrentes
- Dificultades de concentración
- Pensamientos y creencias irracionales
- Miedos desproporcionados y paralizantes
- Adhesión involuntaria a rituales y comportamientos compulsivos
- Flashbacks incontrolables
- Pesadillas frecuentes, dificultades para conciliar el sueño o innumerables procesos psicosomáticos de intensidad y gravedad variables.
También la ansiedad puede aparecer, por ejemplo, en el sobre pensar por horas las mismas cosas, en el morderse las uñas o los labios, en practicar las interacciones sociales, en sentir enojo o frustración ante pequeñas cosas, en el movimiento excesivo de alguna extremidad (manos, pies, etc.).
¿Cuáles son los tipos de ansiedad que puede haber?
La ansiedad como verán es sumamente diversa. Existen distintos tipos de ansiedad, o, mejor dicho, hay tipificados distintos trastornos de la ansiedad. Los profesionales dividimos a la ansiedad en 5 grandes grupos:
- El trastorno de ansiedad generalizada
- El trastorno obsesivo compulsivo (más conocido como TOC)
- Las fobias
- El trastorno por estrés postraumático
- El trastorno de pánico (ataque de pánico).
Hay características que son comunes a todos, o a casi todos y después cada uno tiene sus particularidades, pero eso haría el presente artículo super extenso. Quizás en otra edición podamos ahondar más profundamente en cada uno de ellos.
La ansiedad coexiste muy frecuentemente con otros trastornos, como ser, la depresión. La ansiedad puede presentarse como un síntoma de depresión clínica pero también puede suceder que se desencadene una depresión a causa de un trastorno de ansiedad, especialmente si no se trata adecuadamente y se mantiene la situación de forma prolongada.
¿Qué hacer para gestionar la ansiedad?
Frente a tan diversas manifestaciones, es difícil dar con una sola receta que sirva para calmar la ansiedad. Lo que yo suelo recomendar a mis pacientes es que escuchen a su cuerpo, éste nos da señales todo el tiempo. También les digo que intenten hacer pausas a lo largo del día, al menos de 10 minutos, para estirarse, sacudir el cuerpo y para poner la mente en alguna actividad recreativa. Escribir también es siempre una buena herramienta. Al final del día se puede plasmar en un diario alguna situación que haya generado ansiedad y se puede pensar alguna estrategia de afrontamiento para poner en práctica en el futuro. El tener este registro en el papel nos irá mostrando más fácilmente los avances que podamos ir alcanzando. Las técnicas de respiración y meditación son excelentes para el manejo de la ansiedad. En YouTube y en Spotify hay un montón de meditaciones guiadas gratuitas que pueden ayudarte a bajar los niveles de ansiedad y a conectarte con el presente. Les dejamos algunas meditaciones y practicas de yoga para principiantes:
Importancia de la terapia
Aunque estas actividades pueden ayudar, ninguna reemplaza la terapia. La terapia es siempre necesaria cuando detectas que solo no podes y que hablar de lo que te pasa es necesario. Probablemente, con un tratamiento psicoterapéutico, puedas empezar a notar de dónde viene esa ansiedad, puedas detectar algunos patrones y en algún momento, puedas gestionar la ansiedad de una mejor manera. Muchas veces los psicólogos consideran necesario una derivación al psiquiatra para que al tratamiento mediante la palabra se le sume el tratamiento farmacológico. ¡No te asustes! Muchas medicaciones pueden ayudarnos a lidiar con las somatizaciones típicas de la ansiedad. Es probable que empiecen a sentirte más tranquilo una vez que la medicación haga efecto y que eso te permita reflexionar más en tu espacio de terapia.
¿Qué hacer si conocemos a alguien que padezca ansiedad?
Ahora bien, hasta acá nadie dijo que también es súper difícil acompañar a alguien que sufre de ansiedad. Muchas veces nos da impotencia, no sabemos que hacer, cómo actuar. Les dejo algunas acciones que pueden hacer/decir para ayudar a algún familiar o amigo que se encuentre atravesando alguna crisis o trastorno de ansiedad:
- Escuchar a quien esté padeciendo por las ansiedad
- Brindar espacios de contención sin reaccionar con irritabilidad es muy importante y marca una diferencia
- Al escuchar, debemos hacerlo con todo nuestro cuerpo. Es decir, mirarlos a los ojos, quizás agarrarles la mano o ubicarnos cerca de ellos.
- Evitar decirle a una persona con ansiedad que está exagerando, o que en realidad lo que le pasa no es tan grave y que hay cosas peores
- Validar sus emociones es primordial para que se sientan acompañados.
- Ayudar y alentar a buscar ayuda profesional es algo en lo que también se puede colaborar
Además, muchas veces no basta únicamente con una sola charla. Tengamos en cuenta que chequear su estado de forma regular los ayuda a sentirse escuchados y alojados. No pensemos que están sufriendo porque se lo buscaron o por falta de voluntad. No debemos culpabilizarlos sino intentar comprenderlos, y si no logramos comprender, simplemente no juzgar.